Con este primer paso conoceremos tus gustos y necesidades, cuál es tu estilo de vida, qué quieres y qué necesitas tanto si eres un particular como una empresa.
Es la fase dónde nos emocionamos, nos inspiramos generando ideas. Los diseños pueden dar valor añadido o incrementar el prestigio de la marca o empresa. En esta etapa surgen los bocetos, la lluvia de ideas y un concepto general de cómo se trasmitirá la información con el diseño.
Con todo nuestro entusiasmo en el proyecto nos ponemos a plasmar todas las ideas y conceptos en formas, colores hasta desarrollar una solución.
Por fin, el proceso se materializa y puede hacerse en diferentes soportes o soluciones. Desde un proyecto de interiorismo, un catálogo gráfico, una imagen corporativa completa de la empresa, etc.